Uno de mis objetivos, meditar

A nivel práctico, la meditación es un gran lugar para liberarse de la mentalidad que sobre reacciona.

A nivel práctico, la meditación es un gran lugar para liberarse de la mentalidad que sobre reacciona.

Este estado interno ha sido científicamente estudiado por los innumerables beneficios que trae para la salud y la sanación. Lo importante es entregarse al proceso y hacer la experiencia sin ninguna expectativa ni resistencia
— Caridad Ponce

Uno de mis objetivos este año fue aprender a meditar y tengo que confesar, sin ningún orgullo, que mis buenas intenciones se han quedado en solo eso. Tengo cientos de razones para seguir intentando y espero seguir buscando la manera de lograrlo.

Quiero aprender a meditar porque es una forma de activar el ciclo de relajación, inhalando oxígeno, y liberando tensión al exhalar. Al meditar de manera regular seremos capaces de afrontar en perspectiva los grandes desafíos, así como las pequeñas molestias.

A nivel práctico, la meditación es un gran lugar para liberarse de la mentalidad que sobre reacciona, o de las sensaciones de ansiedad y angustia por lo que está por venir. Hay algunos tipos de prácticas, algunas más libres y otras más estructuradas. En todo caso, la meditación es un reseteo diario necesario para volver a nuestro centro y aligerar nuestra vida.

Con respecto a este tema, mi maestra de Yoga, Caridad Ponce de Shantaya Yoga, me obsequió estas notas sobre el Mindfulness que les comparto a continuación. Vale comentarles que pronto saldrá al aire un podcast Filosomi sobre este tema que enriquecerá aún más esta información.

• Se habla del control de la mente cuando nos damos cuenta de que esta puede ser nuestra mejor amiga o nuestra peor enemiga. La mente es un instrumento y si no sabemos cómo funciona y cómo entrenarla, corremos el riesgo de que la mente nos domine y tome el control de nuestra vida y nuestro destino. Una mente sin entrenar es inestable y reacciona sin auto-observación ni contemplación de los efectos de una reacción. Una mente entrenada aprende a responder de forma consciente en vez de solamente reaccionar instintivamente. El entrenamiento mental es posible desde el momento en que aprendemos a observarnos y conocernos en todas las dimensiones de la mente: pensamientos, emociones, sentimientos, sensaciones del cuerpo. El cuerpo también es una parte de la mente.

• Las técnicas de entrenamiento mental han sido exploradas desde hace milenios por los yoguis, hasta el punto de sistematizar un método que cualquier persona puede practicar si tiene suficiente intención y se entrega a la experiencia. Este método se conoce como Yoga. El término Mindfulness es simplemente una palabra que se ha puesto de moda para definir técnicas mentales de meditación que vienen originalmente del Yoga y que han sido transmitidas también por el Budismo.

• Aprender a meditar es muy fácil. Lo difícil, a veces, es romper con las expectativas o cuestionamientos y juicios que nos hacemos sobre la meditación y que bloquean la experiencia. La mente siempre está activa y agitada, incluso cuando dormimos. Pasamos todo el día y parte de la noche con la mente activa. Solo en el sueño profundo, la mente descansa y se entrega a la quietud para que todo el cuerpo se recargue de energía. Meditar es darle tiempo y entrega a un proceso en el que podemos ser testigos de cómo la mente se puede calmar de forma consciente y a voluntad. Con la práctica regular este estado interno de calma, sosiego, paz y claridad mental se puede aprender a inducir cada vez más fácilmente y sin importar las circunstancias externas. Este estado interno ha sido científicamente estudiado por los innumerables beneficios que trae para la salud y la sanación. Lo importante es entregarse al proceso y hacer la experiencia sin ninguna expectativa ni resistencia. Se trata de decidir probarlo "pase lo que pase", porque solamente así se va avanzando en la comprensión de cómo funciona la propia mente y el inmenso poder de la práctica.

• La práctica de la meditación nos va llevando a diferentes estados de conciencia cada vez más profundos. Al principio, observamos la mente externa con sus pensamientos, emociones, sentimientos, sensaciones del cuerpo y sensaciones de la energía. Luego, poco a poco, va bajando el ruido interno y se experimentan momentos de silencio interno en los que la mente está limpia. El estado más profundo de la meditación es la quietud mental; ahí una parte de nosotros se rinde por completo a la experiencia del momento presente y todo deseo de movernos desaparece. Nos quedamos totalmente quietos en cuerpo y mente. La mente deja por completo de pensar en el pasado o de anticiparse al futuro. La mente deja de pensar y entra en un estado pasivo de observarse a sí misma como un lago sin olas. Es un momento en el que Yo me observo a mí mismo tal cual existo, sin el ruido de la mente. Es una experiencia de que soy y existo más allá de la mente, en total paz y bienestar.

• Algunas interpretaciones del Mindfulness ayudan para la observación de la mente con diferentes técnicas que no son solamente de la forma tradicional de sentarse en total quietud con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, como se acostumbra en el Yoga. Son técnicas que utilizan todo tipo de actividades cotidianas como caminar, conversar, cocinar, etc; pero siempre desde la atención plena. Es decir, la práctica de observarme a mí mismo, lo que sucede en mi interior en el momento presente y sin juicio, mientras realizo cualquier actividad. Tomo conciencia de mis pensamientos, emociones, sentimientos, respiración, energía y sensaciones del cuerpo. La actividad se vuelve un pretexto para observarme y estar totalmente presente en el devenir de cada momento. Esto mismo se practica también en las posturas y los ejercicios del Hatha Yoga. Sí se puede hacer mientras estoy corriendo o dibujando o haciendo cualquier cosa, pero siempre y cuando lo haga desde el Mindfulness. De lo contrario, simplemente estoy realizando una acción en la que puedo estar concentrado pero con la atención dirigida hacia fuera, hacia la acción, y no hacia adentro de quien realiza la acción.

• Cuando se le pregunta al Buda que es lo que ha ganado con la meditación, responde que no ha ganado nada pero sí ha perdido la ira, la ansiedad, la depresión, la inseguridad y el miedo a la muerte. Esta frase nos recuerda que no se debe practicar Yoga, ni meditación, ni mindfulness, con la expectativa de ganar algo porque eso mismo bloquea el proceso y la experiencia. Lo que hacemos al meditar es rendir, rendir, rendir. Con cada respiración nos rendimos al momento presente y lo aceptamos completamente, tal cual es. No importa ni siquiera si observamos cómo la mente salta de una cosa a otra, ni juzgamos si la mente está agitada. Regresamos con cada respiración a observarla otra vez para que, poco a poco, se rinda. Los pensamientos que vienen se rinden y de igual manera todo lo que venga a la mente. Este proceso va a tomar algún tiempo y es una limpieza necesaria hasta que cambia la experiencia y se encuentra el refugio de paz y quietud. Una vez que se experimenta el estado profundo de la meditación, ese refugio interno se convierte en nuestro único y verdadero hogar, en donde todo es perfecto y completo.

Escucha: “Meditar es más fácil de lo que crees”.

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