El peso de la experiencia

En una carrera dura como esta, no hay mejor recurso que aplicar lo aprendido con los años.

En una carrera dura como esta, no hay mejor recurso que aplicar lo aprendido con los años.

No me podía detener, pero intentaba levantarles el pulgar, tratar de verlos, sonreír a pesar del dolor. Todas esas personas fueron las que me dieron la fuerza y la energía adicional para llegar hasta la meta.
— Marialuz

Esta sexta edición del IRONMAN 70.3 Ecuador no la voy a olvidar nunca. Decidí registrarme y confirmar mi participación a último momento. Venía de un ritmo de viajes y otras responsabilidades que no me permitieron estar en la forma física ideal y encima, las condiciones en el día de la competencia fueron duras.

El agua fue lo menos desafiantes, a pesar de que es mi debilidad. Pero la ruta de bicicleta (que tuvimos que armarla a último momento dentro de la organización) me comió las piernas. Fue un recorrido de tres vueltas con muchas subidas, cambios de ritmos y posiciones que desgastan. En la segunda vuelta ya sentí el impacto en mi cuerpo, pero para la tercera, la sensación se convirtió en dolor. Para colmo salió el sol, y aunque salí a correr en las mejores condiciones, poco a poco, fui sintiendo como se me bajaba la energía y no pude mantener el ritmo. Algunas veces caminé, algo que nunca he hecho en otras competencias.

Me sentía débil, con pensamientos recurrentes en los que me decía: “¿Qué hago aquí? ¡Ya quiero que se acabe! ¡No quiero continuar!”. Fue ahí cuando decidí confiar en mi experiencia de más de 12 años como triatleta y usar los recursos que he aprendido en todos este tiempo.

  1. Me enfoqué en no perder la forma y la buena postura.

  2. Trabajé en que mi diálogo interno fuera positivo con frases como: “Todo pasa, todo se acaba”. “Cuando termine, descanso”. “Lo que se empieza, se termina”. Repetí mi mantra: “So Ham. Yo soy: yo soy fuerza, yo soy capaz, yo soy resiliente, yo soy pensamientos posibilitadores, yo soy energía, yo soy información”.

  3. Practiqué la GRATITUD. Agradeciendo a la gente que me apoyó durante toda la ruta diciendo mi nombre: “¡Marialuz!”, a pesar de que no tenía ninguna identificación impresa. No me podía detener, pero intentaba levantarles el pulgar, tratar de verlos, sonreír a pesar del dolor. Todas esas personas fueron las que me dieron la fuerza y la energía adicional para llegar hasta la meta. 

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Durante toda la carrera peleé durísimo por el podio, con dos grandes triatletas: Claudia Álvarez, de Panamá; y Karina Gálvez, de Ecuador. En la carrera, todo es competencia, pero lo increíble de este deporte, es que después de cruzar la meta tenemos la opción de recapitular la experiencia de manera positiva. Pude sentarme a conversar con ambas, en momentos diferentes, y recordamos cómo a lo largo de la ruta nos pisamos los talones, elogiando el potencial de cada una. Claudia siempre estuvo cerca de mí, y Karina salió del agua 9 minutos antes que yo.

Finalmente, gracias al apoyo de tanta gente en la ruta que me animó, tuve las fuerzas suficientes para alcanzar el primer lugar de mi categoría 45-49, con un tiempo de 05:35:41. Claudia ocupó el segundo lugar (05:37:46) y Karina, el tercero (05:43:09). (Mira los resultados completos AQUÍ).

En este IRONMAN 70.3 Ecuador vino a mi mente, de nuevo, esa gran enseñanza del triatlón: ganar o perder son solo formas de aprender y crecer.

¡Gracias por tanto Manta!

*Marialuz Arellano es organizadora del IRONMAN 70.3 Ecuador, desde su estreno en el 2015.

Escucha: “La cinta invisible: 5 hábitos para romperla”.

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