Cambias o te extingues ¡Decídete ya!

Decidirse a generar un cambio produce miedo, pues no sabemos cuál es el alcance de los efectos secundarios que podría acarrear, y a veces eso nos impide terminar de atrevernos.

Decidirse a generar un cambio produce miedo, pues no sabemos cuál es el alcance de los efectos secundarios que podría acarrear, y a veces eso nos impide terminar de atrevernos.

No hay mayor fuerza de cambio que las personas inspiradas en vivir una vida mejor.
— Marialuz

En el ejercicio de observarnos a nosotros mismos, encontramos aspectos que sabemos podríamos manejar de mejor manera, o que incluso consideramos eliminar. El camino para lograrlo es el cambio, y es en ese punto donde, a veces, nos estancamos, porque tenemos la  genuina intención; sin embargo,  no  siempre sabemos cómo.

Cambiar puede resultar sencillo, el problema, es que es fácil encontrar maneras de hacer ese cambio complicado. Los cambios no suceden solamente por el hecho de querer hacerlo, ni tienen que ver con el nivel de compromiso que tengamos, todo cambio requiere acciones conscientes como parte de un proceso. Entonces pensemos:

  • Si quiero hacer un cambio para mejorar mi bienestar, no puedo pensar en los posibles efectos que esta decisión tendrá en otros. Si tengo consciencia de que Yo necesito ese cambio, no puedo buscar la aceptación ni el permiso de nadie más. Es posible que ese cambio no les guste a todos quienes están a mi alrededor, porque seguramente obtienen una ganancia de como soy yo ahora. El que haya personas que se alegren de mi cambio y otras que se sientan amenazadas, debe ser indiferente a mi decisión de cambiar.

  • El cambio que quiero debe estar en coordinación con la situación que me rodea. Si bien lo hago por mi bienestar, debo procurar que este cambio genere un impacto positivo en todo mi sistema. Si mi decisión de cambio va a generar malestar y afectar a mi entorno, debería replantearlo o adaptarlo, para mantener un cambio a largo plazo e indefinidamente. Su efecto debe ser armónico, potenciador y constructivo.

  • Los cambios requieren mucho esfuerzo, hay que prepararse para incomodarnos. Aquello que queremos cambiar no va a suceder de manera espontánea y de un momento a otro. Cambiar requiere trabajo consciente y consistente, pues debemos adoptar un nuevo hábito hasta convertirlo en natural, y para lograrlo parte de mí luchará en contra de nuestras costumbres.

Decidirse a generar un cambio produce miedo, pues no sabemos cuál es el alcance de los efectos secundarios que podría acarrear, y a veces eso nos impide terminar de atrevernos. 

Las decisiones de cambio vienen precedidas de un vacío, de la suma de cuestionamientos y la acumulación de preguntas sin respuesta ante determinada situación de nuestra vida.  El punto de partida es la insatisfacción. Esto nos lleva a aceptar que algo no está bien y que debemos cambiar; sin embargo, cambiar nos da miedo: miedo de no lograrlo, miedo a tener que enfrentar nuestra sombra y las cosas que evitamos ver de nosotros mismos; también tenemos miedo de que el cambio nos aleje de ciertas personas, y miedo a no ser capaces  de ser lo suficientemente buenos en lo que queremos cambiar. 

Vivimos en permanente cambio, y ahora es el momento perfecto para empezar una transformación real y descubrir nuestros recursos y habilidades. Podemos y somos capaces de atrevernos y salir de la rutina, enfrentar nuestros miedos y convertirnos en generadores de cambios y en seres auto realizados. 

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