Maneja la ansiedad durante una crisis

La palabra crisis en chino está compuesta por dos símbolos, el de amenaza y el de oportunidad.

El símbolo de crisis en la china está compuesto por dos elementos, uno significa “peligro mortal”, y el otro, “gran oportunidad.

¡Vivimos una crisis!

Sí, no tengo duda de que vivimos una crisis o varias. El mundo está en un problema y cada uno de nosotros está en otro, una incomodidad que nos invita a replantear nuestras prioridades, nuestros hábitos, nuestras preferencias.

El símbolo de crisis en la china está compuesto por dos elementos, uno significa “peligro mortal”, y el otro, “gran oportunidad”. Cada crisis puede ser cualquiera de las dos cosas o aquello que nosotros escojamos.

Podemos tomarla como una gran amenaza y hundirnos en la depresión y la ansiedad, o podemos escoger la  oportunidad de aprender y seguir adelante. Mirar la crisis como un motivo, una razón para evolucionar y rearmarnos.

A muchos personajes de la historia los podemos reconocer, justamente, por haber desafiado el peligro mortal y haber escogido la crisis como una oportunidad, siendo ese su trampolín para lograr lo que se propusieron y conseguir lo que buscaban. 

Etapas de una crisis

Creo que cada uno de nosotros, con su propia y genuina manera, atravesamos por las distintas etapas de la crisis.

  • La naturaleza de cualquier crisis es que sea dolorosa e incómoda. Esta comienza con un suceso traumático que nos paraliza y que puede causar llanto, histeria, angustia y desmayos.

  • Aparece la negación como un mecanismo de defensa. Nuestra mente evita la realidad, como si el trauma nunca hubiera sucedido. 

  • Lo siguiente es la intrusión, un bombardeo de la mente con ideas del suceso traumático: pesadillas, pensamientos y imágenes recurrentes.

  • Nos embarcamos entonces en la ‘translaboración’, que consiste en la elaboración del suceso. Es un trabajo consciente que muchas veces necesita apoyo. 

  • Por último, viene la terminación, donde trabajamos la aceptación de la experiencia dentro de la vida, siendo capaces de seguir adelante. 

La descripción de  una crisis podría asemejarse a sentir que el mundo se está desmoronando a nuestro alrededor, perdemos piso. En ese momento podemos dejarnos arrasar o escoger sentarnos a un lado y esperar con paciencia a que pase la tormenta. 

Las fases de la crisis según los alquimistas

La alquimia tradicional concibe la crisis en tres fases: la negra, la blanca y la roja. A continuación una explicación de cada una: 

 Fase negra:

  • Es el inicio de un cambio psicológico.

  • Los síntomas son depresión, melancolía y nostalgia. Estas sensaciones nos obligan a detenernos y pensar qué algo en nuestra vida no funciona.

  • Nos invita a desprendernos de viejos hábitos, relaciones o dependencias negativas, y plantearnos la opción de dejar de culpar a otros de nuestros problemas.

  •  Aquí es posible sentir culpa y desactualizar nuestra autoestima.

  • En alquimia, el símbolo de esta etapa es el dragón, que simboliza una concentración de energía inconsciente que te arrastra y controla.

  • Lo que se puede hacer en estas circunstancias es ser más objetivo, responsabilizarme de mi vida y de mis actos, hacer el ejercicio de  recordar un episodio doloroso y revivirlo, sin buscar distracciones o analgésicos para evitar el dolor que su recuerdo nos produce.

  • Según los alquimistas, en esta fase de cambio hay que disolver, deshacer aquello de nuestra personalidad que nos hace daño: el ego, los hábitos destructivos… Al liberarnos de esta sombra, podemos salir de la fase negra y entrar en la blanca.

Fase blanca:

  •  Comienza a subir el optimismo.

  • Sirve para implementar lo aprendido en la vida diaria.

  • Me voy a sentir más ligero, porque estoy liberad@ de mi sombra y de lo que rechazo de mí mism@ y ahora las acepto y las integro a mi conciencia.

  • Me enfrento a la necesidad de reconciliar mis contradicciones, de hacerme cargo de mi vida y comprometerme a vivir en paz conmigo.

  • El desafío es  seguir descubriéndote y no esconder nada.

  • En esta fase de aplicar el cambio y el aprendizaje, buscamos ser honestos y consecuentes, aceptar nuestras fortalezas y debilidades,

 Fase roja:

  • Aquí afloran nuevas contradicciones y  buscamos mejorar.

  • Esta fase sirve para avanzar.

  • Me voy a sentir incómodo porque estoy buscando lo que no funciona y los síntomas de la fase negra se repiten.

  •  Me enfrento a lo mismo y el círculo se repite. El trabajo en uno mism@ nunca termina.

  • En esta fase ya conoces el camino. La paciencia y la seguridad son lo que te espera.

¿Cómo enfrentar la crisis actual?

Sentir ansiedad en esta época tan incierta es normal, necesario y totalmente comprensible. Estamos acumulando muchas dudas, tensión, incertidumbre y malas noticias, y nuestro cuerpo y mente reaccionan ante todas estas amenazas que pretenden desestabilizarnos.

No hay duda de que la ansiedad está ahí, se manifiesta de distintas maneras en cada persona, y tenemos que hacer algo con ella, nuestra mejor opción es canalizarla hacia algo productivo y sobre todo hacia algo que SÍ podemos controlar. 

Algunos consejos:

  • Limita el consumo de alcohol y azúcar refinada (¡otra vez el azúcar!). Darnos el gusto de una copa de vino o un poco de helado no está mal, sin embargo su exceso, -como todo exceso- puede afectar nuestro sistema inmunológico y por tanto desencadenar más ansiedad.

  • Si hay un suplemento que conviene tomar ahora es el magnesio. Es un mineral que ayuda a la relajación, calma el sistema nervioso y reduce levemente la presión sanguínea. En momentos de estrés, el magnesio en el cuerpo se pierde más fácilmente por eso es necesario reponer con 200 a 400 mg de glicinato de magnesio al día. 

  • Haz ejercicio. Una vez más, si tanto lo estamos repitiendo es porque realmente funciona. La ansiedad acumulada busca a donde ir, y la mejor manera de liberarla es elevando el ritmo cardiaco. Puedes hacer una rutina de ejercicios fáciles que sumen 20 minutos. Bailar o hacer a conciencia cuatro pausas activas de cinco minutos cada día. Pongamos una alarma, detengamos lo que estamos haciendo y activémonos.

  • Haz una práctica de meditación o relajación. La meditación mejora el estado de ánimo, reduce la ansiedad, disminuye el cortisol (hormona que regula el estrés)  y disminuye la inflamación en el cuerpo. La respiración profunda del abdomen estimula el nervio vago (el más largo de los nervios del cráneo, controla el sistema nervioso parasimpático y supervisa muchas funciones del cuerpo) y activa el sistema parasimpático o de descanso y digestión del sistema nervioso, el mismo que ayuda a reducir la frecuencia cardiaca y la ansiedad. Te comparto esta meditación de mi amiga Mónica Pérez.

  • El estar distanciados físicamente no es razón para aislarnos. Aprovechemos la tecnología para conectarnos con nuestros seres queridos. Conectémonos con personas, con actividades que nos interesan, con temas sobre los que siempre hemos querido conocer, apuntémonos a clases o cursos virtuales.

  • Mantengámonos informados de manera controlada. El monitoreo constante de noticias puede incrementar la ansiedad. Cada persona tiene una tolerancia distinta para digerir  la información, identifica la tuya y ajústate:

    • Define las fuentes fidedignas y serias que vas a consultar.

    • Define la frecuencia o la hora del día en que te  vas a actualizar.

    • Pídele a alguien de confianza que te informe si hay alguna noticia o disposición urgente de la que debas estar al tanto. 

  • Monitorea tu sueño y recuperación. El estrés y la ansiedad nos desgastan físicamente y, por tanto, dormir (al menos 8 horas) mejora el sistema inmune y ayuda también a reducir el nivel de ansiedad. Una buena calidad de sueño genera el reseteo que necesita el cuerpo a diario. Toma en cuenta cuántas horas estás durmiendo por noche y evalúa cómo te despiertas.

Lee: “El poder de pensar en positivo”.

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