La batalla para reconquistar la energía

Durante un webinar de Kayla Chanell descubrí los pormenores del síndrome de Baja Disponibilidad de Energía.

Durante un webinar de Kayla Chanell descubrí los pormenores del síndrome de Baja Disponibilidad de Energía.

Deportistas, hombres y mujeres, somos propensos al síndrome de Baja Disponibilidad de Energía por no adquirir los suficientes nutrientes en nuestra alimentación diaria.
— Marialuz

Durante las últimas semanas del 2020 les compartí información muy importante en mi sección #epicurista en los #martesdenutrición, sobre el síndrome #LEA, Low Energy Availability o Baja Disponibilidad de Energía. Un trastorno cada vez más común en los deportistas y de hecho tengo la sospecha de que lo padecí o lo sigo padeciendo.

Si te perdiste alguno de los post, en este artículo sintetizo toda la información para que la tengas completa y a la mano.  

Mi experiencia personal: los signos de que LEA estaba presente

Después de tratar de entender qué le pasó a mi cuerpo en el 2020, por qué de repente ya no lo pude controlar y por qué súbitamente tuve que no solo preocuparme del hierro para rendir mejor, sino de otras variables que antes pasaban desapercibidas como la glucosa y el cortisol (índice de estrés), asistí a un webinar de Kayla Chanell de @nutritionalrevolution sobre el síndrome LEA y vale la pena contarles de qué se trata este trastorno, al que deportistas, hombres y mujeres, somos propensos por no adquirir los suficientes nutrientes en nuestra alimentación diaria.

Personalmente me he sentido identificada con muchos de los síntomas y las consecuencias de una nutrición insuficiente, y espero poder evitar que esto le suceda a alguien más compartiendo esta información.

¿Cómo nos percatamos de que LEA está presente? Estos son algunos de sus síntomas:

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Pude identificar este desorden en mí, después de que en el 2019 tuve períodos de entrenamiento muy intensos donde no suplementé adecuadamente,  y tampoco logré equiparar la cantidad de desgaste que sufría mi cuerpo cada día, por un lapso de dos periodos de algo más de dos semanas, antes de cada Ironman. A causa de eso, un año más tarde, sigo  trabajando en balancear y contrarrestar los efectos de este síndrome. Algunos de los efectos secundarios son:

  • Incremento de peso (me ocurrió a mí)

  • Constipación

  • Sensibilidad al frío

  • Fatiga (me ocurrió a mí)

  • Depresión (me ocurrió a mí)

Además, se producen desequilibrios hormonales como: 

  • Cambios en las hormonas que regulan el apetito, como la leptina que nos permite sentirnos saciados. Y la oxitocina, relacionada con el deseo sexual (Me ocurrió a mí).  

  • Se reduce la Insulina y la hormona de crecimiento IGF-1. Con poca insulina el cuerpo no puede movilizar la glucosa eficientemente a la sangre y a las células para obtener energía. La afectación en IGF-1 compromete el crecimiento de los músculos, cartílagos, huesos, nervios, piel y células pulmonares.

¿Cuáles son las consecuencias de vivir con este desorden?

  • Para las mujeres, se alteran las funciones menstruales, las hormonas y con ello los periodos, viene la amenorrea (ausencia de la menstruación) y periodos que no son reales.

  • Para los hombres se reduce la testosterona.

  • Tanto en los atletas hombres como en las mujeres se reduce la densidad ósea.

  • Las consecuencias hematológicas son: baja ferritina y anemia (deficiencia de hierro).

  • Problemas gastrointestinales.

  •  Debilidad del sistema inmune.

  • Y consecuencias psicológicas como depresión, falta de motivación para entrenar y cambios de estado de ánimo.

¿Cuáles son las consecuencias en el rendimiento deportivo?

  • Lesiones recurrentes.

  • Disminución de la capacidad de entrenar (estar cansado).

  • Disminución de la respuesta al entrenamiento.

  • Coordinación disminuida.

  • Disminución de la fuerza muscular, es decir, estar en estado catabólico todo el tiempo, en donde nuestro cuerpo necesita mayor energía y no recibe los nutrientes suficientes para conseguirla, por lo que dirige todos sus mecanismos para obtener esta energía suplementaria, "quemando" reservas que no son esenciales. Es decir, compensar la necesidad de energía no solo con grasa sino también con músculo.

  • Disminución de las reservas de glucógeno (elevación del cortisol, reduce los niveles de insulina).

  • Disminución de los tiempos de recuperación.

  • Irritabilidad con el entrenador, o los compañeros de entrenamiento.

  • Falta de sueño o despertar con hambre a media noche.

  • Tener una relación problemática con la comida y/o con el entrenamiento.

¿Qué nos hace suceptibles a LEA?

Después de contarles mi experiencia personal y haberles compartido lo que aprendí sobre este trastorno para poder identificarlo, me parece importante también citar esta información ya que para no ser propensos a este tipo de desbalance lo más importante es replantearnos nuestro hábitos.

Causas intencionales:

  • Tener como objetivo perder peso o cambiar la composición corporal.

  • El ayuno intermitente.

  • Las dietas yo-yo.

  • El miedo a los carbohidratos o abusar de las dietas low carb.

  • Los atracones de comida o la utilización de laxantes.

Causas no intencionales:

  • La falta de hambre post entrenamiento, o la falta de señales de hambre.

  • Las alergias alimenticias que limitan el acceso a los nutrientes.

  • La incapacidad de comer suficiente para sostener el ‘output’ de energía. Un desbalance entre las calorías que ingresan y las calorías que salen.

  • Poner demasiado énfasis en los vegetales (clean foods) y no consumir suficientes carbohidratos.

  • La inseguridad alimenticia, cuando no tienes acceso fácil a los alimentos que necesitas diariamente.

En un siguiente artículo relacionado con este tema les compartiré algunas recomendaciones de alimentación para prevenir este síndrome y quiero contarles algunos hábitos que he asumido en este tiempo para tratar algunos síntomas de LEA.

Lee: “Tu mejor versión: Entre el BienSer y el BienEstar”.

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Una alimentación inteligente para preservar la energía