Carolina Ponce: “Hoy soy una mujer más fuerte”.
Carolina Ponce lleva 14 años activa en el mundo deportivo, y en este tiempo ha cosechado 7 clasificaciones al Mundial. Su presencia siempre ha sido constante en este escenario deportivo y creemos que esa es la raíz de su gran resultado en St. George.
Ahora, con el ironman 70.3 Ecuador a las puertas, quisimos entrevistar a Carolina para que nos inyecte una dosis de inspiración. Estos son sus aprendizajes a lo largo de los años y en el Mundial 2021.
Durante todos estos años ¿Cómo ha ido evolucionando tu preparación?
Ha sido un constante APRENDIZAJE. Las mujeres pasamos por muchos cambios físicos. En estos momentos estoy entrando en otra etapa de mi vida, voy a cumplir 50 años y ha sido todo un reto para mi entrenador y para mí, en cuanto a la planificación de mis entrenamientos y mis descansos. Eso no quiere decir que mi desarrollo físico ha disminuido, sino que mis progresos ahora dependen, sobre todo, de la buena organización de estos aspectos, incluida la alimentación.
¿Y cómo es ahora tu mindset como triatleta?
Para mí, en este deporte pesa la voluntad. Podemos entrenar sólo por el placer que nos da y eso está muy bien, pero personalmente necesito el reto de la competencia, es el motor que me ayuda a levantarme en la madrugada y anotar todas las horas en cada disciplina. Mis entrenamientos son largos y dolorosos, pero sé que el trabajo es el que me dará los resultados que quiero. También es bueno tener claro que, muchas veces, en el triatlón se pone el trabajo, pero el resultado no siempre es el deseado; sin embargo, es bueno quedarse con la paz mental de que cumpliste. (Revisa “El mindset de un triatleta”.)
¿Recuerdas cómo te enganchaste con IRONMAN?
Todo comenzó en el 2008, con el Guayasman, impulsado por Álvaro León, un buen amigo que ya había participado en competencias IRONMAN. Él vio una habilidad en mí y me contactó con Nelson Vásquez. Tuve la suerte y el honor de tenerlo como entrenador. ¡Nelson fue quien me enseñó todo! Y por eso le estoy eternamente agradecida.
Hoy vivo en Miami y soy parte de un grupo con el que entreno muy duro. Todos mis compañeros son extremadamente fuertes y competitivos. Jesús Ángulo es el entrenador de HURACÁN, un equipo que se ha convertido en mi familia.
¿Si tuvieras que definir tu camino con este deporte como lo harías?
Ha sido un proceso muy largo, duro, retador y divertido. He crecido en este deporte y también como persona. Hoy, mi camino lo veo reflejado en mis hijos, el ejemplo de lo que, sin darme cuenta, les he transmitido con este deporte. Por ejemplo, cuando comencé a participar, clasificar a Hawái era un sueño imposible, pero siempre fue mi meta. Alcanzar la clasificación les dio una gran lección de vida: Nada es inalcanzable, cuando pones todo tu esfuerzo, dedicación y, por supuesto, tienes el apoyo de tus seres queridos.
Es increíble el resultado que obtuviste en St. George, tomando en cuenta que es el primer Mundial después de la pandemia, un tiempo difícil para todos…
Durante la pandemia tuve muchos cambios en mi vida, fueron momentos muy duros, pero bien dicen: “Lo que no te mata, te hace más fuerte”. Sin duda, es así. Hoy soy una mujer más fuerte. En cuanto al deporte me costó mucho volver a poner las horas y la dedicación, pero siento que ese descanso obligatorio fue maravilloso para mi cuerpo.
¿Cómo fue tu viaje deportivo hacia St. George?
Arizona fue mi primera carrera después de la pandemia y en realidad no fue una buena participación, pero gracias a esa competencia obtuve el cupo para St George. Al Mundial tuve la suerte de ir con mi grupo de amigos de entrenamiento y con mi coach Jesús Ángulo. Su compromiso para acompañarnos marcó la diferencia. Personalmente, fue él quien me dio el empuje que necesitaba para lograr el tercer lugar en mi categoría.
Cuéntanos detalles de tu experiencia en este Mundial
Este Mundial fue una carrera muy importante para mí, me había preparado muchísimo. Miami, donde vivo, es plano, tenemos el puente de key Biscayne como la elevación más dura, y St. George es un terreno 100 % distinto.
En esta competencia comprobé, sin duda, que el cuerpo tiene memoria. Sé que vivir en Quito ayudó muchísimo, recordé mi Guayllabamba, Pisque, Papallacta… todas las hermosas carreteras que me retaron por tantos años, en los que Nelson y yo competíamos por quién llegaba primero a la cumbre. Momentos inolvidables que los tengo presentes en cada músculo de mis piernas.
St. George fue una carrera extremadamente dura, pero en realidad todas lo son. Creo que por todo lo que he vivido los últimos años soy emocionalmente más fuerte, pero para ser muy honesta: Dios me regaló este resultado.
Si tuvieras el poder de mejorar la experiencia de un triatleta que inicia ¿Qué consejos claves le darías?
Cuida tu cuerpo. Cuando entrenamos para este tipo de competencias la alimentación antes, durante y después es uno de los factores más importantes, al igual que el descaso. Muchas veces creemos que sin descansar vamos a estar más fuertes y eso no puede estar más lejos de la verdad. Mi consejo es que aprendan a escuchar a su cuerpo. Si necesita descanso, dale descanso.
Y nada de dietas. Hacemos esto no para estar más delgados, lo hacemos para estar más fuertes y la comida es la gasolina que requiere nuestro cuerpo.
Para finalizar ¿Cómo es la Carolina Ponce persona y triatleta de hoy versus la del inicio?
Soy una mujer más madura, en edad y emocionalmente. Tomó las cosas con otra perspectiva, trato de ser positiva, agradezco a Dios por lo que tengo, sobre todo por mis hijos. Cada uno de ellos han sido un soporte invaluable en mi vida. Lo único que hacen es llenarme de orgullo y felicidad, y por eso les agradezco.
Amo mi vida, esa es la diferencia. Soy una mujer feliz.