¿Balance o armonía? Consigue logros deportivos en tu vida cotidiana (Segunda parte)

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Operamos con una mentalidad que busca el balance en lugar de la armonía, estamos en una constante batalla mental preocupándonos por cuánto tiempo le dedicamos a un área en particular de nuestra vida, enfocados en la cantidad y no en la calidad.
— Marialuz

La pregunta recurrente: ¿Cómo haces para sincronizar familia, trabajo, vida social y entrenamiento? En la primera parte de “¿Balance o armonía? Consigue logros deportivos en tu vida cotidiana”, revelé que después de un análisis profundo, descubrí que armonía era la palabra correcta.

“El balance es un estado de equilibrio donde se da una igual distribución del peso, cantidad o importancia. Tenemos la idea de que para sentirnos completos en nuestra vida personal y profesional hay que darle un peso equitativo a cada faceta y una prioridad específica. Esto resulta en una utopía, que desencadena en sentimientos de culpa y frustración, porque nunca podremos sentir que damos el 100% en cada área. Mientras que si buscamos la armonía, que significa organizar las partes de una manera ordenada, consistente y congruente, conseguiremos un estado de satisfacción y paz”.

 Ahora vamos a lo concreto ¿Cómo alcanzar la armonía?

  • Debemos tener claro nuestro propósito en la vida: para esto, primeramente, debemos saber que somos importantes, únicos e irremplazables. No estamos aquí por accidente y todos tenemos un propósito y misión personal que darle a nuestra existencia. Al tener claro el propósito tendremos el enfoque, la dirección y la energía necesaria para cada faceta de la vida. Mi propósito determina mis prioridades, me permite ver lo que es ciertamente valioso en mi vida y me da una visión y una perspectiva sobre todo lo que hago.

  • Hay que dejar de buscar “la felicidad”, en lugar de eso busquemos la satisfacción: vivimos en una sociedad que nos vende la idea de que somos capaces de tenerlo “TODO”. Compramos ese concepto, creemos en el mito y luego nos preguntamos por qué nos frustramos y nos sentimos infelices al no llegar primero a la meta, al no bajar el tiempo en el agua, al  no ser la madre perfecta, al no estar a tiempo para todo, al no poder estar en todos lados, al no poder hacer toda la ayuda social que quisiéramos, al no leer todos los libros que quisiéramos  y no poder estar pendientes de los amigos y los familiares y estar al tanto de sus vidas como pensamos que es correcto. ¿Cuántas veces hemos leído por ahí que nuestro principal objetivo en la vida es ser felices? Esa felicidad es dependiente de las circunstancias, mientras que la satisfacción es una sensación de júbilo producto de vivir con el propósito de tu vida. Ser feliz está bien; sin embargo, la armonía en la vida viene al encontrar el gozo y la complacencia, la felicidad viene y va, la satisfacción, permanece.

  • Entendamos las etapas de la vida: la vida puede verse como las estaciones, tal como las vivimos en la naturaleza, así como la primavera nos conduce al verano, que luego se convierte en otoño, que a su vez se convierte en invierno. En cada estación de nuestra vida tenemos diferentes prioridades. Por eso, en cierto momento el completar nuestra educación y establecernos profesionalmente es lo más importante y prioritario. Luego formar una familia para a continuación incrementar nuestra influencia e impacto en el trabajo que hacemos, guiando y liderando nuevas generaciones. Al guiarnos por nuestro sentido del propósito, todas estas estaciones encajarán armoniosamente en el momento y la manera correcta.

  • Establezcamos límites razonables: cuando tenemos claro el propósito en la vida, nuestros valores de fondo y nuestras creencias, somos capaces de decidir sabiamente sobre el uso de nuestro tiempo, de nuestro talento y de nuestras fortalezas. Podemos implementar herramientas que nos ayuden a mantenernos enfocados. Implementar ritos y rituales, hábitos que nos sostengan. Fijarse límites saludables nos ayuda a mantener el enfoque en la dirección correcta.

  • Estemos presentes: operamos con una mentalidad que busca el balance en lugar de la armonía, estamos en una constante batalla mental preocupándonos por cuánto tiempo le dedicamos a una área particular de nuestra vida, enfocados en la cantidad y no en la calidad. Esto crea estrés, tensión y culpa, porque siempre nos sentimos fuera de balance, gastando demasiada energía en un solo aspecto a costa de otro. El resultado es que nunca estamos completamente presentes e involucrados. Cuando estamos trabajando o entrenando no es posible estar conectados a nuestras familias porque estamos preocupados de lo que tenemos que hacer en ese lugar, en ese momento. Estar presentes y enfocados en el aquí y en el ahora incrementa nuestra satisfacción tremendamente, actualiza nuestra autoestima y genera beneficios en todos los aspectos de la vida.

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