Todo empieza con el análisis de objetivos

“Quédate con aquella parte de lo malo que te sirva para aprender”.

“Quédate con aquella parte de lo malo que te sirva para aprender”.

Llega un punto en el que ya no importa si lo logras porque lo que has ganado en el camino es mucho más grande .
— Marialuz

Al final de cada año parte del proceso que realizo para poder fijarme metas es analizar qué hice en ese tiempo, qué objetivos me plantee. Como parte del ejercicio, me enfoco en sustentar mi análisis bajo estas premisas:

  • Voy a identificar mis logros y mis conquistas, pues servirán de base para plantear mis siguientes pasos a seguir y mis objetivos.

  • Ganar o perder es irrelevante, toda perdida es una ganancia, toda ganancia es una ganancia, voy a construir a partir de las vivencias, no de los resultados.

  • No todo ha sido bueno, no todo tiene porque ser bueno, esa es la justicia de la vida, quédate con lo bueno para construir, quédate con aquella parte de lo malo que te sirva para aprender.

Y como todos los años, y cada vez de manera mas concreta y especifica, en el 2018 me propuse metas en las distintas áreas de mi vida.

MI OBJETIVO PERSONAL se basó en un desafío muy grande: cambiarme de casa y armar un nuevo hogar. Dilaté mucho el proceso porque implicaba un fuerte cambio no solo físico sino emocional, moverme  a otro espacio que de momento no tenía recuerdos, la vida y los sentimientos guardados en una casa. Sin embargo, en octubre nos mudamos y eso transformó muchos aspectos de nuestra cotidianidad: los hábitos, la estructura familiar, el estilo de vida, los horarios…todo lo que esperaba de este cambio de casa sucedió. Fue un logro y una conquista del 2018. 

 EN LO QUE SE REFIERE A MIS EMOCIONES me planteé construirme más: leer más, entender más algunos propósitos de la vida y enfocarme y visualizar las prioridades, tener claro lo que es realmente importante. Un cuestionamiento recurrente fue esa permanente búsqueda de la felicidad que tenemos los seres humanos. Uno crece con la idea de que voy a ser feliz cuando… cuando termine la universidad, cuando me case, cuando tenga mis hijos, cuando tenga una nueva casa, cuando ahorre equis cantidad de dinero, cuando logre viajar a un lugar. Al analizar estos aspectos me di cuenta que la felicidad no está en alcanzar esos logros, que no es una condición para…Basada en dejar de buscar la felicidad, aprendí a realizarme a diario con lo que tengo, buscar esa armonía, esa paz y esa energía para salir adelante.

EN CUANTO A MIS RELACIONES me propuse rodearme de gente valiosa. Formar estas conexiones sinérgicas que te suman y a las que sumas es un privilegio.

El abrirme, el querer compartir lo que sé, lo que he aprendido a lo largo del camino fue un propósito del 2018. Quise ser lo más generosa posible con lo que las personas necesitan en la medida que yo pueda sumarles, porque como he dicho muchas veces: cuando todo lo que hacemos solo le sirve a uno mismo deja de tener sentido. Cobra sentido cuando todo ese conocimiento le puede servir a alguien más y facilitarle la vida. Y así mismo, busqué enriquecerme con la retroalimentación, los consejos y los comentarios de las personas que me rodean.

EN MI DEPORTE , siempre busco fijarme objetivos específicos, como que en este año debo hacer todas mis “épicas”, subirme en bicicleta a más de 4 mil metros y hacer mis rutas favoritas: San José de Minas, Papallacta, Quilotoa, Antisana…pedaleadas que son generalmente compartidas con amigos y generan recuerdos muy especiales. En 2018 hice la travesía de Quito a Cuenca con amigos, me faltó la última parte que se quedó pendiente para este año, Cuenca- Quito, y si puedo hasta Loja,  por qué no.

En el triatlón me planteé correr tres 70.3 y dos IRONMAN (IM). No quise quedarme solo con eso. IM maneja una puntuación y ránking a nivel mundial y mi objetivo fue ubicarme en lo más alto posible de ese ránking. Hay tres clasificaciones, solo 70.3, IM y general. Yo escogí liderar en el 70.3 y la general.

Corrí el IM 70.3 de Campeche, gané el primer lugar de mi categoría, por tanto tuve el puntaje más alto. Luego corrí el 70.3 de Monterrey, gané mi categoría. Y por último tuve el gran honor y privilegio de correr la carrera que yo organizo y soñé, el 70.3 de Manta, donde me levanté en lo más alto del podio y con eso me ubiqué en el primer lugar del ránking mundial en mi grupo de edad del 70.3, junto a otras triatletas (el ránking toma los tres puntajes más altos de cada persona).

 En la general, corrí el IM de Maastrich, me ubiqué segunda en mi categoría, y el IM de Mar del Plata, que fue una experiencia especial (cada IM es una historia, toda una novela), en el que me ubiqué quinta. Con estos resultados me posicioné en la categoría general de IRONMAN en el puesto 10 del mundo.

Estoy súper contenta y satisfecha con los resultados.

En mi última carrera se me ocurrió algo bastante curioso, sabía que estaba muy cerca de lograr estar dentro del top ten de la general, que ya tenía primer lugar en el 70.3, sin embargo; la posición, la cantidad de puntos, el tiempo que sumaba y los objetivos que me había planteado dejaron de ser tan importantes, porque me di cuenta que a lo largo de ese año lo que me había llenado más eran todas las experiencias que había vivido entorno a esas metas.

Llega un punto en el que ya no importa si lo logras porque lo que has ganado es mucho más grande que lo que pensaste obtener en un principio. Lo que has conseguido te llena tanto y te alimenta tanto que finalmente lo que te propusiste en un inicio es menos importante en tu vida, porque no te da nada. Una posición no se compara a las experiencias que te permitieron llegar hasta ahí.

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